A mi mujer hermosa....
La más bella de todas, la que me dió no sus mejores años pues con seguridad puedo decir que tú mejor edad es la que tienes hoy...
Su juventud completa, y en su vientre llevó el fruto de nuestro amor, amada mía aunque ya no eres la misma pues el tiempo a hecho estragos en tu cuerpo, tú cabello ya no es negro, se pintó color plata, y en tu cara ya no llevas esas líneas de expresión que en los cuarentas, ahora son las arrugas del tiempo las que adornan tu sonrisa.
Llevas en ti la corona de la hermosura, la sabiduría de los años.
Y he de admitir que yo tampoco soy el mismo, aunque más cansado aun no pierdo mi virilidad, tú siempre me provocas y me provocaras, quizá no con la lujuria de la juventud, pero si con la ternura y el deseo de siempre protegerte y cuidarte mi amada.
Ahora estamos como al principio, solo tú y yo, como cuando éramos jóvenes, ahora amada mía a pesar de nuestros cuerpos cansados por el tiempo, volvemos a ser lo que antes fuimos y dejamos de ser en algunos años por sacar adelante a nuestros hijos....
Ahora yo soy para ti, tu eres para mí y tomados de la mano, seguiremos amándonos, porque el cuerpo se arrugó, pero las ganas , la pasión y el deseo, ese sigue y seguirá igual.
Mi corazón mi bella dama, ése jamás envejeció.
Martha Baez
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